jueves, junio 16, 2005

TESOROS

Los piratas no enterraban sus tesoros.
Arriesgaban el pellejo para conseguir el botín y se guardaban mucho de dejarlo enterrado en algún lugar donde cualquiera lo podría encontrar. Normalmente dilapidaban sus ganancias en el menor tiempo posible o hasta que pudieran emprender una nueva expedición.


Antes de zarpar quedaba fijado cual sería la parte proporcional del botín que correspondería a cada uno, siempre en función de su rango en la expedición.
Quedaba claramente establecido que, una vez conseguido, el botín sería puesto en común para proceder al reparto.
Se estipulaban duros castigos para aquellos que osaban quedarse alguna parte para sí y eran descubiertos.
También se preveían premios para el primero en avistar una presa o el primero en pisar el barco abordado. Normalmente, el premio era la posibilidad de elegir una pieza del botín.
Las pistolas eran la pieza más codiciada por su valor en combate (Barbanegra portaba ocho de ellas en combate, bien cebadas y colocadas en sendas cartucheras cruzadas sobre su pecho).